La RAE dice:

La RAE dice:
Vaivén (De ir y venir).
1. m. Movimiento alternativo de un
cuerpo que después de recorrer una línea vuelve a describirla, caminando en
sentido contrario.
2. m. Variedad
inestable o inconstancia de las cosas en su duración o logro.
3. m. Encuentro o
riesgo que expone a perder lo que se intenta, o malograr lo que se
desea.
4. m. Mar. Cabo delgado, blanco o
alquitranado y de dos o tres cordones, que sirve para entrañar y forrar otros
más gruesos, dar ligadas y hacer ciertos tejidos.
5. m. ant. ariete
(‖ máquina militar).
6. Más todo lo demás (Su sentido poético)

lunes, 29 de agosto de 2011

Y ella se rió...


  
...Y se rió.
     Y los grifos de los lavabos, de donde procede el viento, dejaron de succionar a las cortinas de seda del mostrador ubicado en la tienda de “Las novedades” y empezaron a regalar divina ambrosía a todos los creyentes que habían confiado en la aparición de ese milagro.
Y no solo eso, sino que ella, estalló en una sonora carcajada, se elevó dos palmos del suelo y se hizo puro aire. Regalándonos, así, su nueva expresión de gozo frenético y desencajado. Tanto rió que ese sonido empezó a bailar con las paredes; y estas, por fin, escaparon del hieratismo absurdo al que estaban sometidas. Comenzando a moldearse, con el sonido de su risa y se transformaron en abanicos chinos, que, al moverse, esparcieron la carcajada en pequeños paquetes. Y ahora todos teníamos en nuestras manos bombones de redondeado papel dorado. Y cuando estos fueron comidos por los niños que éramos de nuevo, se nos contagió la risa y el aire se impregnó de un precioso olor a chocolate negro y  carmín bien rojo.
    Pero, de repente, calló su boca, aunque sus ojos aún nos hablaban en tono cómico. Se elevó aún más del suelo el cuerpo que ya casi no se veía de lo brumoso y, entonces, dijo:
 -   Reíros hasta que os hiervan las mandíbulas, no seas comedidos, no os malgastéis en muecas soberbias o decadentes. Solo, reíros, hasta que se convulsione el cuerpo y se sosiegue el espíritu. Tanto y más debéis, reíros por todos, por los escándalos, por las dulzuras; en el esperpento autorizado de las ciudades y en la agobiante individualidad del barullo. Reíros como muestra de la más absoluta rebeldía contra uno mismo. Reíros como vicio, como éxtasis o como consuelo. Pero reíros –
  Y nosotros, tontos, que no lo comprendimos, en vez de reírnos más, la aplaudimos.
(…)

Y mamá dijo que no pero la bomba cayó

     El monologo interno prevalece en nuestras cabezas como ola maremótica y, de repente, un silencio vespertino. Símbolo inequívoco de que llega la hora de la explosión. Vendavales de ciudades desiertas, monstros con rostros de aguijón de avispa, cuyas cabezas se pierden entre amenazantes nubes de la flor de la Acacia. Solo hay un niño pequeño, moreno del sol y con un bañador verde. El dice:
-          ¡Mamá, mamá! A mí me sometieron a la vacuna ya. ¡Mamá, mamá! A mi me quitaron la antena. Ya no veo imágenes de ciervos alados con cornamentas incendiadas ya solo veo desiertos de ciudades, ya no veo champiñones volando como globos aerostáticos solo veo amenazadoras nubes del color de la flor de la Acacia. Ya no soy un hormigueante movimiento de venas bajo la piel. Solo tengo sed, una sed de un millón de años en el baile de los cuerpos ardiendo, títeres cuyos hilos se elevan hasta el sol.
           Y después, si llego a casa, tendré el pitido incesante del televisor apagado. !Mamá! Por qué me has castigado, te has escondido en tu útero y me has dejado aquí para que los decadentes me absorban el seso, me has dejado aquí para que le cuente milongas a los inocentes. Mi atalaya, cúspide rocosa de una desmembrada muralla, colisiona con las nubes de la flor de la acacia, los restos caerán con espasmos sibilinos sobre una lona de arena caliente. La armadura flexible de mercurio líquido ya no se calienta por el olor a fresas maduras, ya es solo una sumisa crucifixión. -
    Y solo sale de ti una nota, un cavernoso, cansino y religioso “ ¡DOOOOO! ” con tu gesto de susto y tus ojos en sorpresa se que lo que he hecho no está bien.

domingo, 28 de agosto de 2011

Siempre (,) ¡ya!

El presente siempre está llamando
y cuando nosotros contestamos como descolocados
con desapego y cierto estado de hibernación
entonces soltamos nuestra excusa:
- Estar “ahora” no es estar  “aquí” -
y ese “ahora”  que parece se nos ha quedado fuera del momento
solo es que inmediato no tiene medida, no tiene reglas
de hecho solo nos tiene a nosotros
a los autores e intérpretes del presente.
(Solo es que habremos olvidado que es ese momento.)



El recuerdo

Me resguardo en algunos deseos inocentes
en algunas miradas de puro anhelo
en algunas pequeñas mentiras
me  resguardo en aquello
que de tan mío ya no es tuyo
tan desahuciado de su origen
pero que es una pastilla eficiente
para no perderme en el otro por completo
para no descuidarme o enfermar.
Y ahora, la verdad:
 Profeso una religión
que esconde un miedo mundano
y una enorme deuda con el olvido.

miércoles, 24 de agosto de 2011

Conectada


Cuando hay silencio
sin inquietud ni quietud
ya sea porque hayamos cumplido
o porque vengamos de morir/ renacer
todo nos lo dice todo
no hay nada que añadir.

Nos cubre un manto cálido
donde no somos manejables

pero estamos conectados al mundo
y es cuando podemos mirar mejor
porque cada cosa es una palabra
una exacta lanza de punta afilada, de herida limpia.
(Y es así como deberían terminar y empezar las cosas.)

SER

Eres. Hasta consumida por los más mediocres o grandiosos destinos, hasta detestada de ti misma, hasta bajo unos párpados vacios y sin vida ya, eres. Eres hasta siendo esparcida entre las más múltiples y desarraigadas caretas, ajenas a lo que, según tu, es tu materia y forma. Eres, aunque ni se piense, eres aunque ni siquiera quieras. SER no es una carga. "SER" es una certeza, es lo minimo y lo máximo, que llena ante el borde del abismo la cavidad profunda de sentido. Es el resonante eco respondiendo a la pregunta de quién eres. Eres tanto y mucho más, tanto que no hay cabida de ser otra cosa.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Esperancita

 
Las unidades de tiempo no son caóticas
el prodigio de la humanidad
con el que nos tejemos con hilos invisibles
y deberás esperar a mañana
porque te has adelantarte años
sin olvidar que
el día bien vivido es la mejor evasión
mañana llegará
habremos de verlo
mientras tanto
ve cerrando el ahora
con los inéditos trozos del yo mismo.
(...Mañana llegará
habremos de verlo
y esta acomodada y pequeña certeza es la matrona de Esperanza, la que, cada noche engendra a Futuro)

La hora de la verdad

En las misas de difuntos
hay un protocolo sacado de la fábrica del falso consuelo
verborrea suicida en las bocas
mucho arrepentimiento
 cierta redención
y lo único sagrado que queda de ellos
el pacífico silencio.

martes, 16 de agosto de 2011

Tiempo justo

I
Cuando nos olvidamos del tiempo
este nos lleva por los hechos
como juguete de un niño
y cuando volvemos la vista a las manecillas
nos sorprendemos
nos cercioramos
de que es el momento justo
de hacer lo siguiente
de hacernos con el tiempo

II
Cuando no medimos el tiempo
este nos lleva donde queremos.
Y si donde deberíamos estar
nos obliga a mirar el reloj
entonces nos sorprendemos
nos cercioramos
de que es el momento justo
de hacer los siguiente
(de hacernos con el tiempo)