La RAE dice:

La RAE dice:
Vaivén (De ir y venir).
1. m. Movimiento alternativo de un
cuerpo que después de recorrer una línea vuelve a describirla, caminando en
sentido contrario.
2. m. Variedad
inestable o inconstancia de las cosas en su duración o logro.
3. m. Encuentro o
riesgo que expone a perder lo que se intenta, o malograr lo que se
desea.
4. m. Mar. Cabo delgado, blanco o
alquitranado y de dos o tres cordones, que sirve para entrañar y forrar otros
más gruesos, dar ligadas y hacer ciertos tejidos.
5. m. ant. ariete
(‖ máquina militar).
6. Más todo lo demás (Su sentido poético)

domingo, 29 de abril de 2012

"Todos los niños nacen con un pan debajo del brazo"


   “Todos los niños nacen con un pan debajo del brazo”

    Como sabréis es mentira y no precisamente porque haya niños que no vean un pan en su vida (…) Sino porque con lo que nacen todos los niños, y creedme que es cierto, es con una pregunta. El hecho de que cada uno seamos únicos es por esa razón. Uno, al principio, no es consciente porque, entre otras cosas, no sabe preguntar, ya que para formular la preguntar se tiene que tener antes, de algún modo, y esto lo explica Heidegger mucho mejor que yo, una preconcepción de la respuesta…Es comúnmente sabido que, cuanto mejor formules tu pregunta más acertada será la respuesta.  Y este buen formular se debe a una cierta intuición que tienes en torno a la respuesta, aún así , hay que aprender  y, a través, de las preguntas pasadas ir afinando hasta preguntarnos por la nuestra. Pero la pregunta de cada uno es siempre la que más cuesta, porque cada vez que afinamos en ella hay dar prenda, hay, pues, que desprenderse de algo, la flecha usada,  y acoger nuevas cosas, para llegar al blanco, así es.

    La pregunta es tu tema, es libre pues se forma a la vez que tú te formas y se deforma cuando tú te deformas. Pero, creo, que si logras preguntarla no desaparece contigo porque, y esto lo digo con una veracidad intuitiva, esta pregunta al igual que de uno mismo participa del otro, del uno en tanto que otro, de los otros, de aquel otro que en cierta medida es uno (Un follón lo del uno y el otro…) Por tanto es este un destino libre, un oficio, un quehacer a lo Ortega…Y una más de las introducciones al proceso de: Formule su pregunta por un millón de euros, o por un espacio en lo eterno, Pero, y esto es otra intuición, lo nos sobran aquí son, los euros , lo que falta, bueno, afinar más la pregunta. Sobre lo eterno, no me pronuncio, de momento tengo demasiados prejuicios sobre eso.

lunes, 16 de abril de 2012

He escrito la contraseña de casualidad


Algunas contraseñas se recuerdan a modo de casualidad,
son puertas,
y  sacadas del lenguaje común…

   

     - Puedes utilizar la misma contraseña para todo - Es un poco inseguro e insensato, pero es la que mejor recuerdas.
   Es una forma de comodidad, de rutina amable que nos hace más fácil las cosas, como quien tiene pequeñas manías, o una coletilla graciosa para salvar las asperezas. Al poner la contraseña, si lo hacemos bien, no notaremos qué hemos recordado, ni siquiera prestaremos atención a ese hecho. (Qué no dices tú ni "para qué", simplemente, ya lo has hecho.)  Y es así de fácil seguir el juego de abrir puertas, cuando has abierto la primera puerta con tu contraseña ya vienen las demás. Y este tipo de cosas no es que nunca se olviden, no, ahí, no reside su eficacia, sino que puede accederse a ellas “siempre”. Siempre y cuando la situación lo requiera. Esta es la forma más común de contraseña.
   La definición según la RAE de contraseña es la siguiente:    Seña secreta que permite el acceso a algo, a alguien o a un grupo de personas antes inaccesible. Y este es otro sentido:  En los teatros, circos, etc., tarjeta o papel que se daba a los espectadores que querían salir durante la función para que volvieran a entrar.
   Algunas casualidades nos sacan de la rutina y esas situaciones se convierten entonces en contraseñas. Hay gente que, en la casualidad, (Combinación de circunstancias que no se pueden prever ni evitar.) ven la sorpresa más exquisita o al azar más desordenado. Ellos, que acaban de esta situación interrogándose y, en tanto que todas conllevan la sorpresa, y, la sorpresa, por sí sola, está bien vista…También disfrutan de eso. Los que, cuando están como sonámbulos, deambulan por los pasillos de sus sueños, imaginan casualidades. Y yo, que ahora estoy ahondando en el vicio de las contraseñas, he pensado: ¿No estarán ellos mismos buscando, sorpresas (señas) secretas e inaccesibles? Una casualidad, si es del gusto del sorprendido, es una señal que permite el acceso a un enigma, a una posibilidad.  La contraseña y la casualidad no son más que puertas, puertas que cruzas sin darte cuenta, pues no depende de ti el dejar de sorprenderte, como no depende de ti él poder recordar. La casualidad y la contraseña huelen a misterio hasta que se ven con los propios ojos.

 Algunas contraseñas se recuerdan a modo de casualidad,
son puertas,
sacadas del lenguaje común.
 Las casualidades:
Algunos utilizan esta expresión ,
para hablar de unas puertas que no eligieron,
porque no es la elección lo importante,
Si/no,
lo importante, es oler la sorpresa
y con suerte vislumbrar, al tiempo, la realidad...
Y entonces, algunas casualidades se recuerdan a modo de contraseña.

miércoles, 4 de abril de 2012

Historia de una fiesta.

Pastillas y botones en el bolso.
El decía que no le gustaba cantar.
Tenemos los oidos llenos de agua.
Y tu dicés para qué
pero ya estás aquí.

Pastillas y botones en el bolso.
El decía que no le gustaba cantar.
Tenemos los oidos llenos de agua.
Y tu dicés para qué,
pero ya estás aquí.

- !La vieja de abajo dice que te calles!-
Pero tu has perdido la cartera, ya no te podrán identificar.
Y tu dices para qué,
pero no van a venir por ti.

El chico le dice a la vieja: - Sube y me lo dices! -
La chica está imaginando sketchs de temática lésbica.
Y el coro subliminal en nuestras cabezas entona: - El mundo está loco (bis) -

Y tu dices: - Mejor pedir perdón que pedir permiso. -

martes, 3 de abril de 2012

Vaya despiste!

Perder la cartera...
es como perder la cabeza
cuando la recuperas
(suerte!)
la encuentras desordenada,
ves que faltan cosas, y,
lo más curioso,
por más que intentes recordar cuando la echaste en falta
no hay manera de saberlo.
(Eso sí, recuperarla depende, en gran medida,
de si das con buena gente.)