Me resguardo en algunos deseos inocentes
en algunas miradas de puro anhelo
en algunas pequeñas mentiras
me resguardo en aquello
que de tan mío ya no es tuyo
tan desahuciado de su origen
pero que es una pastilla eficiente
para no perderme en el otro por completo
para no descuidarme o enfermar.
Y ahora, la verdad:
Profeso una religión
que esconde un miedo mundano
y una enorme deuda con el olvido.
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