Viven los comunicados distantes.
Pasan como pasan los minutos
cuando estamos inmersos en las horas.
Viaja el nombre hacia el ahora
en rostros que nunca cesan de ser misterio
en rostros que nunca cesan de ser misterio
y, nombrando, vamos introduciendo al cuerpo
el ritual del conocer lo que se nombra.
Al que nombra,
que no desespere ni huya
que acepte que los nombres son mutables
pues, con cada nuevo ser que pregunta
ellos se reinventan en los cuerpos
ellos que siempre pueden mostrar una nueva sombra.
Y es así que nunca cesa el enigma.
solo, nómbren, en un suspiro sonoro
cercanas y recíprocas palabras
donde los hablantes, al unísono,
adivinan las sílabas que faltan.
No sabía yo que tenías tanto arte
ResponderEliminarUn beso