Infinitos euros en el mundo tralara

Nos van educando. Llegamos descalzos y salimos vestidos; Luego, cuando llega el deseo, primero, nos desprendemos del abrigo, algunos acaban en cueros recobrando el buen sentido. Otros se cosen parches en los agujeros de ficciones perdidas. Pero seguimos siendo sumisos, gafas para el entrecejo fruncido.
Y cuando es, AHORA!!, vemos que los deseos no tiene su objeto, algunos ni su objetivo; Los que creen tenerlo siguén contando de menos en la foto nuestros gritos. Y acabamos siendo siempre preguntas no formuladas y formulas sin respuestas. Y, en esta cuesta, nisiquiera nos piden respuestas, solo, nos colocan el yugo y nos dicen que la crisis la pagamos todos. Pero yo aún no tengo deudas y no entiendo por qué no pagan los que han jugado con la ficción del dinero, los que han creido que infinitos euros se pueden respaldar en un céntimo. Porque no nos engañemos, este mundo está lleno de ficciones y metáforas...como la del dinero. Pero nosotros aún nos ponemos gafas para el entrecejo fruncido.
El deseo sin el objeto no es un deseo real como infinitos euros no son un céntimo. Y nos creemos que somos distintos pero aún seguimos hablando con metáforas, solo que ahora no las utilizamos para entender las cosas sino para trasgiversarlas... (Que, por cierto, ésta palabra (trasgiversar) no viene en la RAE pero se dice) El dinero, por mucho que digan, no está en los báncos es solo un deseo, una ficción que hemos acordado utilizar y que nunca ha encontrado un objeto que valga tanto porque ya hemos casi olvidado lo que valen las cosas.