Dime cuándo vas a estar.
Colgadas las asperezas se vuelven luz
el diafragma colisiona con el esternón
pienso en ellas, en todas ellas
arpías, aves, Nereidas, gacelas y quimeras;
dónde me escondo sus roces leves para no hacerme daño
cuántos sonoros quejidos dispersados al amanecer
abriendo las alas me lanzo a la marea
sobre úteros fértiles poso mi piernas
en mis pezones la savia blanca florece
he parido dos plantas carnívoras
un oasis en medio del desierto
y mi cuerpo se evapora y va a las nubes
y mi cuerpo se contrae y expande sobre un sueño.
Y mi cuerpo que ya no es mi cuerpo, se ha vuelto cuenco de mis pensamientos, una constelación de palabras y sonidos. Embestidas contra el colchón y suspiros, precipitación del latido y miles de luces en mi oídos.
Me miro en el espejo, ambáricos los ojos
me deshago y me pregunto:
- En qué segundo he absorbido el vino del olvido. El éxtasis y el delirio van con migo. Oh, vieja y nueva dama habla con migo -
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