La RAE dice:

La RAE dice:
Vaivén (De ir y venir).
1. m. Movimiento alternativo de un
cuerpo que después de recorrer una línea vuelve a describirla, caminando en
sentido contrario.
2. m. Variedad
inestable o inconstancia de las cosas en su duración o logro.
3. m. Encuentro o
riesgo que expone a perder lo que se intenta, o malograr lo que se
desea.
4. m. Mar. Cabo delgado, blanco o
alquitranado y de dos o tres cordones, que sirve para entrañar y forrar otros
más gruesos, dar ligadas y hacer ciertos tejidos.
5. m. ant. ariete
(‖ máquina militar).
6. Más todo lo demás (Su sentido poético)

sábado, 18 de junio de 2011

Antiguas y atemporales meditaciones liliputienses

    La felicidad es consumista, deja tras sí un centenar de carros dispuestos a conquistarla cual carrera del Oeste americano. Nos deja a veces exhaustos y nos lleva por senderos inhóspitos. Quizás ni siquiera exista, quizás solo sea un invento. A lo mejor hay que hacer caso a cierto anuncio que dice que la felicidad nos pide demasiado y es mejor dejarlo en alegría. Tener una conducta alegre es lo que nos salva la vida al fin y al cabo. La predisposición a la vida con sus errores y sus aciertos pero siempre mirándola de cara y dispuestos a pasar mucho pero que mucho con ella.
    Pero, volviendo  al problemático tema  ¿Qué es la felicidad y por qué nos exige tanto? ¿Por qué la tomamos como bandera y dejamos que sea el emblema de nuestra existencia? Buscar, a veces sin cuartel ni tregua. Y muchas otras veces frustrándonos y dejándola pero con el pensamiento secreto de que aun en ese estado de enfado con la felicidad seguimos estando bajo su poder, siguiendo sus designios. Como si fuese un oráculo que ve más allá y tiene ciertas cosas escritas.
   Y si la felicidad es más efímera que nosotros y si, como me dice mi sentido común, no es más que un segundo, un momento, un estado efímero y no un absoluto o un fin que existe más allá de nosotros. Ella, muy graciosamente en femenino se nos presenta como una señorita muy señoreada que se esconde de nosotros y nos esquiva…memeces aparte. No quiero hacer ética ni tampoco metafísica yo estoy en parvulitos. Solo me pregunto porque aunque huyamos de ella, aunque huyamos de su nombre es al fin y al cabo a lo que la mayoría del mundo aspira.
   Aristóteles entendía la felicidad como virtud, como el punto medio perfecto de todas las   cosas. Puede que como síntesis de nuestros actos consigamos tener un resultado equitativo de los excesos y las levedades y así sentirnos satisfechos y creer que eso es la felicidad pero, a mi parecer, eso es bienestar y no felicidad. Son cosas distintas. La felicidad es plenitud, es embelesamiento, satisfacción con uno mismo, y placer. Y en este orden suele aparecerse.
   El problema, un problema que suena en muchas otras cosas como una corneta avisándonos de que llegó la hora… Sí, ese problema, ¿Cuál? Cual sino… el tiempo. El tiempo que nos corta o nos libera, él es con respecto a esto mi mayor interrogante. Es decir, ¿Cuánto dura la felicidad? Con respecto a esto he de decir que seré breve, tan breve como la felicidad lo es para mí. Ella en sí es finita y breve. Por eso, en parte, supongo es tan valiosa.
Pero hay una pregunta más, a saber: ¿hemos sido conscientes siempre de la felicidad? ¿Y si no lo hemos sido, podría decirse entonces que éramos felices?  Obviamente la felicidad requiere de la razón, aunque es enteramente sentimiento requiere del acto consciente de la persona. La felicidad solo necesita que la afirmemos y cuando eso pase estará a punto de desvanecerse. Lo que queda de la felicidad por siempre es el recuerdo, convertido a veces nostalgia y a veces en positividad en la vida pero sea como fuere yo creo firmemente que la mejor felicidad es aquella que viene sin  ser vista y se queda sin verse mucho.  Es decir, que como sentimiento no conviene que se piense mucho sobre él mismo sino que se deje uno llevar y deleitarse como un párvulo.
  Por último decir que la felicidad no es de uno solo sino que viene acompañada de los demás y es con los demás cuando podemos ser felices…Animalillos sociales, sí, aunque a veces pese un poco.

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